Sinéad O’Connor, la cantante que hizo «llorar» a Argentina

«Frágil» y «triste» son dos adjetivos que encajan a la perfección en la imagen pública que tenía la cantante irlandesa Sinéad O’Connor, quien falleció este miércoles a los 56 años; esos mismos calificativos son los que ella usó en alguna ocasión para referirse a la figura de Eva Perón.

Tras dos álbumes de estudio, el de su debut, «The Lion and the Cobra» (1987), y el que la lanzó a la fama mundial por su versión de «Nothing Compares 2 U», de Prince, «I Do Not Want What I Haven’t Got» (1989), la dublinesa publicó en 1993 «Am I Not Your Girl?», un disco en el que se permitió interpretar temas clásicos.

Entre ellos se permitió el lujo de versionar «Don’t Cry For Me, Argentina» («No llores por mí, Argentina«), el tema del musical «Evita», escrito en 1976 por Andrew Lloyd Webber y Tim Rice.

Según explicó en alguna ocasión, esa canción era «muy especial» para ella porque le gustaba mucho a su madre y la cantaba para ella «cuando no se sentía bien o estaba enferma».

«Desafortunadamente, mi madre murió cuando yo tenía 19 años (en un accidente de tráfico), pero le hubiera encantado saber que recibí una carta de Tim Rice en la que me contaba que, en su opinión, mi versión de ‘Don’t Cry For Me, Argentina‘, fue la mejor de todas», agregó.

«FRÁGIL» Y «TRISTE»

Su interpretación de ese discurso que, en el musical, Eva Duarte dirige desde el balcón de la Casa Rosada (sede del Gobierno argentino), después de que su esposo, Juan Domingo Perón, gane las elecciones de 1946 y se convierta en presidente del país, está lleno de fragilidad y tristeza, y vacío de histrionismo.

O’Connor reconoció que había trabajado aquella figura histórica desde un punto de vista «triste» y no con un tono «de desafío o impiedad» que le dieron otras cantantes, «aunque de alguna manera es una canción muy terrible».

«No llores por mí, Argentina / Mi alma está contigo / Mi vida entera te la dedico / No te alejes, te necesito», es el estribillo de un tema que, a lo largo de la historia, cantaron Nacha Guevara, Joan Baez, Donna Summer, Paloma San Basilio o Madonna, por mencionar algunas.

«Yo la hice diferente, porque otras vocalistas la cantan muy fuerte, pero a mí me cuesta un poco estar de acuerdo con ese enfoque. Es discutible, dadas las circunstancias que Evita atravesaba en aquel tiempo. Mi versión no es perfecta, ni mucho menos la mejor, pero me gusta porque el personaje de la obra es muy frágil», indicó.

ARGENTINA SE QUEDÓ ESPERANDO

Esa canción, que pasó a ser parte del repertorio de toda una carrera cuya última publicación fue «I’m not Bossy, I’m the Boss» (2014), hizo que el nombre de Argentina quedase íntimamente unido a ella, más allá de la historia familiar revelada por ella.

Sin embargo, Argentina se quedó con las ganas de poder admirar en vivo a una de las artistas internacionales más relevantes del final del siglo XX y, al tiempo, uno de los personajes más controvertidos.

Precisamente, a raíz de la edición de su último trabajo de estudio, O’Connor tenía prevista en 2015 una gira por el país suramericano, que incluía tres fechas: el 7 de junio, en Córdoba (centro); el 9 de junio, en Rosario (noreste); y el 12 de junio, en Buenos Aires.

Los medios que anunciaron aquella gira resaltaban que la dublinesa pisaría «por primera vez» Argentina para «celebrar sus 30 años de carrera».

Por aquel momento, la cantante decía que desconocía por completo el país, aunque le habían dicho que «los hombres argentinos son extraordinariamente guapos».

Sin embargo, a falta de 4 días para su llegada al país, la gira fue cancelada debido a que su hijo, que entonces tenía 11 años, estaba «seriamente enfermo y debió ser hospitalizado».

Ese mismo vástago, Shane, fue quien, en enero del año pasado, protagonizó uno de los golpes más severos en la vida de la artista, pues apareció muerto a los 17 años tras llevar desaparecido varios días, cuando escapó del Hospital Tallaght, en Dublín, en el que estaba ingresado tras dos intentos de suicidio.

Aquella gira suramericana jamás se retomó y Argentina se quedó esperando a la mujer que la hizo «llorar» tantas veces.

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