La Fundación Progressio ha presentado la “Reserva Científica Ébano Verde, agua para siempre”, exhibición que está disponible en la sala de exposiciones temporales del Museo Nacional de Historia Natural como parte de la celebración de su 40 aniversario.
Esta pionera entidad creada y promovida por don Enrique Armenteros y hoy continuada por sus hijas, nació con la visión de constituirse en una herramienta para contribuir al mejoramiento humano a través de la defensa y conservación del medio ambiente. Entre los importantes proyectos en los que ha participado la Fundación Progressio está la promoción de la creación de la Reserva Científica Ébano Verde y, una vez logrado ese objetivo, suscribió un acuerdo de fideicomiso con el Estado dominicano por el que asumió la responsabilidad de gestionarla y desarrollarla. Se convierte así en protectora del Ébano Verde o Magnolia palescens, especie endémica de la zona de Casabito.
“Esta exposición es importante primero porque la iniciativa de las reservas científica Ébano Verde constituyó un esfuerzo real de ver cómo el sector privado podía participar y comprometerse con la defensa del patrimonio natural”, Félix Fernández, miembro de la Fundación Progressio. “La idea era que no solo se dijeran discursos y se pusiera un eslogan sino de que se hiciera algo concreto. La Fundación, mediante un acuerdo con el Estado, se comprometió a asumir todo tipo de compromiso económico, de personal y de cuidado de esa área en cuestión y así ha sido hasta el día de hoy”.
En la Reserva Científica Ébano Verde se ha protegido con esmero la riqueza zoológica. Estudios realizados allí han provisto información sobre el comportamiento de distintas especies y han identificado variedades nuevas para la República Dominicana y nuevas para la ciencia. Asimismo, se ha constituido en un espacio al que asisten estudiantes de distintos niveles, familias, empleados, en fin, personas de distinta formación y procedencia, a vivir una nueva experiencia de contacto con la naturaleza.
Asimismo, esta reserva ha consolidado su condición de Banco de Agua por la abundancia de recursos hídricos que allí existen. El río Camú, que nace en la Reserva y ocupa el 56 por ciento de su área, abastece el consumo doméstico, agrícola e industrial del municipio de La Vega; los ríos Jayaco y Jatubey suplen de agua la Laguna de Rincón de la que se alimenta la producción agrícola, especialmente de arroz, de la zona; los ríos Masipedro, La Sal y El Arroyazo, que nacen en la Reserva, aportan agua a la hidroeléctrica de Jimenoa.
“Este año la fundación cumple 40 años de labor ininterrumpida, cuidando y preservando las reservas ébano verde, entonces decidimos bajar la reserva a la ciudad para las personas que no tienen acceso a la montaña puedan conocer las bellezas que tiene la reserva y su riqueza hídrica” comenta Liza Tededa, voluntaria de la Fundación Progressio. “Estamos en un periodo de crisis de agua a nivel mundial y los ríos de la reserva producen el agua que alimenta toda la agricultura del Valle de La Vega Real. O sea, la importancia hídrica de la reserva es vital para nuestro país ahora”.
Tras cuarenta años de vida productiva, la Fundación Progressio constituye una evidencia del compromiso del sector privado con la preservación del medio ambiente y los recursos naturales y una apuesta a que en el futuro sean más los que decidan unir sus manos a quienes han iniciado el proceso.