Es una de las eternas preguntas en la cocina del mar: ¿el pescado fresco es mejor que el congelado? Ambas opciones tienen sus ventajas y desventajas, pero al final, la elección puede depender de factores como el sabor, la textura y la seguridad alimentaria.
Si bien es cierto que el pescado fresco suele ser más jugoso y tener un sabor más intenso, no hay diferencias en cuanto a valor nutricional con el congelado. Según el Instituto Natural de Pesca, el pescado congelado mantiene intactos sus nutrientes, lo que lo convierte en una opción saludable. La clave está en cómo y cuándo se congela.
De hecho, expertos sugieren que el pescado congelado puede ser una elección más segura que el fresco. Esto se debe a que, en muchas ocasiones, el producto “fresco” que encontramos en el mercado ha estado almacenado durante días antes de su venta, lo que puede presentar riesgos para la salud.
En cambio, el pescado congelado, cuando se congela inmediatamente después de ser capturado, puede minimizar esos riesgos, protegiendo al producto de bacterias y parásitos, como el anisakis.
A diferencia del pescado fresco, que tiene una vida útil corta, el congelado puede ser almacenado durante meses sin perder sus propiedades. Esto no solo brinda flexibilidad a la hora de planificar las comidas, sino que también permite a los consumidores disfrutar de pescado de alta calidad en cualquier momento.
¿Cómo se debe congelar y descongelar?
La forma en la que se congela y descongela el pescado es crucial para mantener su calidad. Descongelar de manera inadecuada puede resultar en partes del pescado que se calienten más rápido que otras, aumentando el riesgo de contaminación. Existen cuatro métodos seguros para descongelarlo:
En la nevera (24 horas): un día antes de consumirlo, coloca el pescado en la parte baja de la nevera. Este método es el más seguro y ayuda a conservar la textura y el sabor. En agua fría (1 hora): sella el pescado en una bolsa de plástico y sumérgelo en un recipiente con agua fría. También puedes dejar correr agua fría sobre él. Este método es rápido y efectivo. En el microondas: si tienes prisa, puedes utilizar la opción de “descongelar” en el microondas, pero asegúrate de cocinarlo inmediatamente después, ya que su textura podría verse afectada. Cocinar directamente: si dispones de poco tiempo, puedes cocinar el pescado congelado directamente. Ten en cuenta que necesitarás aproximadamente un 50 % más de tiempo de cocción.
¿Se puede recongelar?
Si ya descongelaste el pescado, la respuesta es: sí, pero con condiciones. Solo se puede recongelar si el pescado ha sido cocinado y se hace en un plazo razonable después de la descongelación. Si no se cocina, volver a congelar el pescado puede ser riesgoso, ya que las bacterias podrían haber comenzado a multiplicarse.
El calor intenso al que se somete al cocinarse elimina la mayoría de los microorganismos, haciendo que la recongelación sea segura, aunque no es una práctica 100 % recomendada, debido a que puede afectar el sabor y la textura.
Al final, la decisión de si consumir pescado fresco o congelado dependerá de tus preferencias y necesidades, pero ambas opciones pueden formar parte de una dieta saludable y equilibrada.