La Semana de la Moda de Londres abre este jueves su edición primavera-verano 2025, una pasarela que pese a celebrar ahora 40 años de vida, conserva el espíritu joven y disruptivo que la caracteriza desde sus inicios.
Desde su nacimiento en 1984, tras la creación del British Fashion Council (Consejo Británico de la Moda), la London Fashion Week (LFW), que tiene otra edición en febrero, ha conseguido establecerse como una de las cuatro grandes citas de la moda global, junto a las semanas de la moda de Milán, Nueva York y París.
La cita londinense puede presumir de haber dado a conocer mundialmente a diseñadores de la talla de Alexander McQueen o Vivienne Westwood y de haber dado la primera oportunidad a modelos tan célebres como Kate Moss con 15 años.
Sin embargo, acontecimientos como el Brexit o la covid han repercutido en los últimos años sobre la presencia de las grandes firmas, que, al igual que sucede en otras partes del mundo, optan cada vez más por organizar sus presentaciones de forma independiente y en momentos del año diferentes.
Unos potentes inicios
Desde sus inicios comenzó pisando fuerte, porque ya en su primera edición, celebrada en un aparcamiento del barrio londinense de Kensington, el icónico diseñador gibraltareño John Galliano, recién graduado, se estrenó con una colección inspirada en la Revolución Francesa y tiró peces muertos al público, algo que contra todo pronóstico no solo consolidó su estatus, sino que fue toda una declaración de intenciones de Londres como abanderada de la moda más joven, transgresora y gamberra.
La capital británica se convirtió en el destino perfecto para los jóvenes creativos que, entre los años 80 y 90, buscaban ir más allá de los cánones tradicionales.
Entre ellos, el actual director del Máster de Moda de la escuela Central Saint Martins, el suizo Fabio Pires, que explica en una entrevista con EFE que decidió formarse en Londres porque, como cuna de la contracultura, el movimiento punk y los ‘New Romantics’, se presentaba como «un lugar de experimentación» frente al resto de ciudades europeas.
«En Londres y el Reino Unido la industria de la moda es más fluida y abstracta, porque está menos establecida y permite que gente que acaba de salir de la escuela tenga una oportunidad», dice Pires.
Asegura que esta esencia se ha visto plasmada en los 40 años de historia de la London Fashion Week, una cita que, a su juicio, siempre es «fascinante» por la cantidad de talento joven que desfila por sus pasarelas cada año, más allá de la presencia de marcas establecidas.
«Si hablamos desde la perspectiva del negocio, entonces la London Fashion Week nunca fue necesariamente un competidor contra Milán o París, pero si hablamos de la creatividad y de dar a conocer nuevos nombres, (la LFW) está por encima del resto de todas las semanas de la moda«, añade el diseñador suizo, que afirma que no ha habido una década en la que la pasarela británica no haya tenido nombres que, posteriormente, se hayan convertido en icónicos, a veces, pese a la polémica inicial.
Por ejemplo, el diseñador británico Alexander McQueen se inició en la LFW en 1995 rodeado de controversia con su colección ‘Highland Rape’, basada en la estética cultural escocesa y en la «violación» de las tierras escocesas por parte de los británicos.
Ratas muertas
En 2009, el estilista francés Charlie Le Mindu, uno de los diseñadores favoritos de estrellas como Lady Gaga, se presentó ante la sociedad londinense con un tocado hecho con pieles de ratas muertas y sacó a las modelos completamente desnudas a la pasarela un año después.
Entre los ejemplos más recientes destaca el del estadounidense Harris Reed, que debutó en 2021 en la LFW con una colección digital y que, tras vestir a artistas como Harry Styles y deslumbrar con sus extravagantes diseños en las últimas ediciones de la MET Gala neoyorquina, presentará este jueves su nueva colección y dará el pistoletazo de salida a esta nueva edición de septiembre de la pasarela londinense.
La pasarela durará hasta el próximo martes y contará con un total de 72 diseñadores, casi medio centenar de desfiles, e incluirá nombres como Burberry, JW Anderson o Simone Rocha, entre otros.
La London Fashion Week ha sabido reinventarse desde sus orígenes sin perder influencia en la moda global porque está en constante renovación y su firme apuesta por los diseñadores emergentes es el elixir que la mantiene joven a sus 40 años.
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