Harry es todo lo contrario a su hermano William, quien a lo largo de los años había consolidado su perfil de heredero serio y responsable, y al que poco le une en la actualidad.
Casado desde hace seis años con la actriz Meghan Markel, padre de dos hijos y residente en Montecito (California), su vida trascurre hoy más como una estrella de cine que como un príncipe, con presentaciones de libros y entrevistas en programas de éxito.
Las productoras y editoriales se le rifan, tal vez porque ha demostrado que tiene mucho que contar pese a la fractura familiar que eso le ha supuesto, y cuya reconciliación parece que no será fácil.
Harry rebelde
Segundo hijo de Carlos de Inglaterra y Diana de Gales, ocupa la quinta posición en la sucesión al trono británico.
Su vida sufrió un duro golpe cuando en el verano de 1997 su madre murió en un accidente de tráfico en París a los 36 años. Harry tenía 12.
La imagen junto a su hermano caminando detrás del féretro de su madre conmovió al mundo. Pero la vida sigue, y Harry continuó yendo a su escuela en Notting Hill antes de ingresar en Eton en 1998, donde se graduó en Arte y Geografía.
Después se tomó un año sabático, trabajó en una granja en Australia, y a la vuelta ingresó en la Real Academia Militar. Fue destinado a Afganistán, se formó como piloto y ascendió a capitán.
Un año después, en 2012, aparecieron unas fotos del príncipe y una joven desnuda en una habitación de hotel en Las Vegas. Harry, que ya había escandalizado a la alta sociedad británica al aparecer en una fiesta de disfraces vestido de nazi y se había visto involucrado en una pelea con un fotógrafo, comenzaba a fraguarse su leyenda de príncipe rebelde.
Harry conoce a Meghan
La prensa sensacionalista le convirtió entonces en su principal objetivo y en 2016 se filtraron sus primeras imágenes junto a la actriz estadounidense Meghan Markel, a quien había conocido en una cita a ciegas y de la que, como en las mejores películas románticas, quedó perdidamente enamorado.
El broche de oro llegó el 19 de mayo de 2018, cuando la pareja se dio el «sí quiero» en la capilla de San Jorge del Castillo de Windsor, ante cientos de familiares, representantes reales y celebridades, como no podía ser menos.
El joven Harry parecía que había sentado la cabeza, pero lo peor estaba por llegar. El 8 de enero siguiente la pareja anunciaba que renunciaba al cargo de miembros de la realeza para vivir de sus propios ingresos en California, con lo que eso implicaba. Por una parte, la «ruptura sentimental» con la familia de Harry, y por otra, que el matrimonio pasaba a depender de ellos mismos para hacer frente a sus gastos.
Harry y el Megxit
La fractura Real aún se hizo mayor cuando en una entrevista a la estrella estadounidense Oprah Winfrey, Meghan confesaba que mientras perteneció a la realeza llegó a pensar en el suicidio y apuntó a la conducta racista de un miembro de la familia real que especuló con el color de piel de su hijo Archie antes de que naciera.
Pero aún habría más. En enero de 2023 Harry publicó su libro de memorias, donde aludía a su condición de «plan B». «Fui traído al mundo por si a William le pasaba algo», fue una de sus frases más controvertidas.
En un camino sin retorno, son pocas las veces que desde entonces la pareja ha vuelto al Reino Unido. Y ni siquiera los actuales episodios de cáncer de Carlos III y Kate Middleton han suavizado la situación.
Cuando en febrero de 2024 el Rey anunció que padecía la enfermedad, Harry voló a Londres para interesarse por su padre. Fueron sólo 45 minutos de encuentro padre-hijo y no se vio con nadie más.
Tres meses después, sin embargo, el príncipe pasó tres días en Londres para celebrar el décimo aniversario de los Juegos Invictus, pero no llegó a verse con su progenitor. El monarca se encuentra demasiado «ocupado» como para reunirse con su hijo, publicó entonces el periódico The Telegraph.
Harry «super-star»
Mientras, se desconocen los planes que tiene Harry para su 40 cumpleaños, pero lo cierto es que uno de los mayores regalos le llegará en forma de legado por parte de su bisabuela, la Reina Madre, y ascendería a 8,3 millones de euros.
La suma formaría parte de un fondo fiduciario que la soberana legó a su familia y que el príncipe podrá reclamar cuando sople las 40 velas.
Una cifra nada despreciable que se unirá a los 11 millones y los 7 millones que ya recibió de su madre y de la misma bisabuela, respectivamente, tras fallecer ambas. Se desconoce si la Reina Isabel II le dejó algo.
Por otra parte, el matrimonio recibió una importante suma de 21 millones de euros de Spotify por la venta de su podcast fallido -«algunas cosas han funcionado y otras no», declaró el CEO a la compañía-, a los que habría que sumar los 94 millones que se dice que cobraron tras un acuerdo con Netflix por el documental que protagonizaron.
Y sin olvidar el pago de las memorias de Harry, por las que se llevó alrededor de 20 millones de euros.
Un suma y sigue, y cuyo «the end» está por ver cuándo llegará.
(Texto: Begoña de la Fuente González)