Incesto religioso: abuso sexual cometido por líderes religiosos

En los últimos días una de las noticias más horrorosas difundidas de nuestro país ha sido el caso de un pastor acusado de violar sexualmente a varias niñas y jovencitas de su feligresía, luego de hacerse público el caso, otras jovencitas confesaron haber vivido el mismo abuso por parte del líder espiritual, aprovecharon este momento para sacar a la luz lo que vivieron.

Esto me lleva a preguntarme: ¿qué hace que un líder religioso perpetúe abusos sexuales a diversas víctimas y no sea denunciado? ¿Qué lleva a los feligreses y a la sociedad a callar e ignorar estos abusos?

La realidad es que pertenecer a una comunidad religiosa te crea un sentido de hermandad y familiaridad. Y los líderes religiosos, como el pastor y otros son vistos como figuras de confianza, guía y padre espiritual.

Sin embargo, cuando estas figuras cometen actos de abuso sexual, el impacto es devastador y se siente profundamente en el corazón y el alma de las víctimas.

El abuso sexual ya es lo suficientemente traumático para marcar negativamente la vida de un niño, pero la relación con el abusador hace una gran diferencia en la forma en que lo procesa y lo interpreta la víctima. El impacto es mayor cuando el abuso viene de una persona cercana.

En el caso de los lideres religiosos, que por demás son figuras cercanas, el abuso no solo deja heridas físicas y emocionales, sino que también afecta profundamente la estructura mental y espiritual de las víctimas. 

Este líder, que debería cuidar y guiar, se convierte en un abusador, aprovechándose de quienes consideraba su rebaño, sus hijos o hermanos espirituales.

Este tipo de abuso no solo afecta la identidad y autoestima consciente, sino que también perturba profundamente su sentido de moralidad y ética interna, esa voz interna que nos dice lo que es correcto o incorrecto.

Se siente una traición inmensa cuando este pastor se convierte en un lobo agresor. Este tipo de abuso es una forma extrema de lo que podría llamarse «incesto religioso«.

Consecuencias profundas en la psique

Las consecuencias de este tipo de trauma son profundas y duraderas. El desarrollo emocional se ve interrumpido y la capacidad del niño para confiar en figuras de autoridad, ya sean religiosas o no, puede quedar gravemente afectada.

La víctima puede llegar a sentir que la propia moralidad y ética de Dios han sido comprometidas, lo que hace muy difícil cualquier intento de reconciliación espiritual o emocional.

Muchas veces estas agresiones no se denuncian por un sentido de lealtad al sistema religioso, miedo a ser exiliado, desprotección, amenazas y manipulación. Son los menos los que se atreven a levantar la voz y defender a los niños que están en riesgo.

Pero siempre podemos hacer nuestra parte para prevenir que estos abusos ocurran, las comunidades religiosas y la sociedad deben tomar medidas proactivas como:

Supervisión constante: asegúrate de que siempre haya más de un adulto presente durante las actividades con niños. Esto se conoce como la regla de los dos adultos. Espacios seguros: las áreas donde los niños pasan tiempo deben ser abiertas y visibles, sin lugares ocultos donde podrían estar solos con un adulto. Verificación de antecedentes: la iglesia debe realizar verificaciones de antecedentes a todas las personas que trabajen con niños para asegurarse de que no tengan antecedentes de abuso. Entrevistas y referencias: antes de que alguien trabaje con niños, la iglesia debe realizar entrevistas y comprobar referencias para asegurar que son personas confiables. Capacitación para todos: todos los líderes y voluntarios deben recibir capacitación regular sobre cómo prevenir el abuso sexual y cómo reconocer las señales de abuso. Apoyo a las víctimas: crear sistemas de apoyo para las víctimas, que incluyan acceso a consejería y recursos para ayudarles a sanar. Transparencia: fomentar una cultura de transparencia y responsabilidad, donde las acciones de los líderes religiosos sean monitoreadas y evaluadas regularmente. Denuncia: empodera a cada miembro de la comunidad para denunciar cualquier conducta inapropiada sexualmente.

Todos estamos llamados a velar para que las iglesias, clubes y comunidades pueden crear un ambiente seguro y de confianza donde los niños y jóvenes puedan aprender y crecer sin temor. Como padres, nos toca estar involucrados y vigilantes es clave para asegurar la protección de nuestros hijos.

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