Conversaciones de Freddy y Catalina

Abuelo, ¿sabes que los camellos pueden pasar días sin comer?

-No lo sabía.

-¡Pero deben beber agua todos los días!

-¡Ah!

Ponte el cinturón.

-Cada día me doy cuenta de que sé menos y ya no me dará tiempo a aprenderlo todo. Y así pasarán los días e iremos desapareciendo, algunos sin dejar huella, todo pasará.

-Te has puesto dramático.

-Es la realidad.

 -¿Y las montañas también desaparecerán?

-No había pensado en las montañas, quizás también.

-¿El sol? ¿La luna?

– Imagino que sí, llegará un momento en que todos volveremos al principio, eso creo, al origen.

 –Abuelo, hoy hablas muy complicado.

 -Sé que eso no lo entendemos, pero es ley de vida, todo lo que nace está destinado a desaparecer, es el misterio de la existencia. ¿Sabes lo que no desaparece si lo intentamos intensamente?

 -¿Qué abuelo?

 -El amor, la pasión que pongamos en lo que hacemos, la belleza que cautivas en tu mirada, el bien que haces, la solidaridad que demuestres con los más débiles. Vivir es simple si lo entendemos, lo que pasa es que muchas veces la realidad que nos rodea nos complica el transitar, muchos paisajes falsos, muchas palabras engañosas, horizontes que confunden…

Abuelo, ¿y para vivir qué me recomiendas?

-Que seas sincera contigo misma, que no te traiciones nunca, que no te canses de hacer el bien, que evites la oscuridad y los caminos fáciles y que, si por equivocación, te ves envuelta en uno de ellos trates de escapar lo mas rápido posible.

-¿Fracasos?

– ¡¡Claro!!

Errores cometerás muchos, pero aprende de ellos y levántate, no te goces en las caídas ni sientas lástima de ti misma; levantarse, por más bajo que hayas caído, es de triunfadores y continua tu camino sin mirar atrás; y si miras atrás es solo para no volver a repetir el mismo error.

Y perdónate, somos seres frágiles y así nos hicieron. Los ángeles solo existen en el cielo viviendo con las estrellas cerca de Dios.

 -¿Ahí está Dios, abuelo?

-Es una manera poética de hablar, creo que Dios está dentro de ti escondido para que lo encuentres cuando así quieras, es solo guardar silencio y escucharlo, es un Dios bueno, amable, silencioso, pero firme. Un Dios que lo entiende y perdona todo. Él sabe, pues fue Él quien nos hizo y además conoce tu presente y tu futuro.

Abuelo, ¿eres sabio?

 -No, Catalina, soy viejo.

-¿Y sabes todas las respuestas?

 -Algunas, pero no me atormento, ya me llegara el día  de conocerlas todas

-De que quieres el helado?

 -De chocolate, por qué siempre me preguntas?

 -Se me olvida, dos helados de chocolate por favor,

 -¿Una o dos bolas?

-¿En barquilla o cajita?

 -En barquilla el mío, el de ella en cajita. Una bola cada uno.

Abuelo, te está chorreando el chocolate, siempre te ensucias.

-¿Y ahora qué hacemos?

-Lo que tú digas, quiero que lo pases bien, ¿vamos al cine?

-Sigamos hablando y cuando no entienda algo tú me explicas, ¿puede ser?

-Lo que pueda, este momento es lindo, único, mío… no lo cambio por nada…

-¿Nos comemos otra bola de chocolate?

 Bueno… me dejo convencer…

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