Moda o no moda, lo que se desprende de un reciente estudio realizado por el servicio de transferencias Remitly es que la «profesión» está en auge. Pero esto no es nada nuevo.
Los expertos afirman que poco ha cambiado desde cuando los niños querían ser futbolistas o estrellas del rock y las niñas, actrices o modelos. Es decir, profesiones rodeadas de fama y glamur en las que aparentemente se gana mucho dinero y se trabaja poco, aunque esto último lo negaría cualquier creador de contenido que haya hecho de ello su manera de ganarse la vida.
Con sus ventajas y desventajas, y para brindar por ello, nada como el «Día del Influencer«, que se festeja el 30 de noviembre desde 2016 en honor de estos líderes de audiencia que han revolucionado la publicidad y que sin querer se han hecho ya un hueco en nuestras vidas. Influencers famosos y «de a pie». Como su propio nombre indica los «influencers» son personas seguidas de forma masiva por los contenidos que muestran a través de las redes sociales, y que tienen la capacidad de influir y crear opinión.
Según los entendidos, el éxito de los influencers reside en que son gente normal y corriente, capaces de crear tal clima de complicidad con su público que el contacto con estas celebridades se convierte en algo adictivo. En la imagen, el youtuber Rubies es aclamado por sus seguidores. (EFE/QUIQUE GARCÍA)
Nacidos en la era digital, se manejan principalmente en Instagram, Tik Tok, Facebook y Youtube, y cuentan con un grado tan alto de credibilidad que les convierte en referentes máximos de un estilo de vida.
No obstante, y pese a que los hay muy famosos, con millones de seguidores como el futbolista Cristiano Ronaldo (607 millones, el perfil más seguido en Instagram), tampoco hay que perder de vista a los «influencers de a pie», es decir personas anónimas que, con un inmenso poder para llegar a un receptor, copan las redes.
La mayoría comienza compartiendo las experiencias o productos que mejor le parecen sin recibir retribución alguna por parte de las firmas, que conscientes del poder de atracción de estos personajes no tardarán en captarles como embajadores.
Líderes natos, su «peso en oro» lo marca el número de seguidores y para ello no hay una fórmula mágica. Según los entendidos, el éxito reside en que son gente normal y corriente, capaces de crear tal clima de complicidad con su público que el contacto con estas celebridades se convierte en algo adictivo.
Este sería el caso de la «influencer» española María Pombo, quien sin tener unos conocimientos específicos sobre una materia empatizó al principio con una gran cantidad de gente por su carisma y estilo, y hoy es seguida por más de tres millones de admiradores. Las marcas se pelean por colaborar con ella y hasta su boda con Pablo Castellanos fue retransmitida en directo y ocupó la portada del «Hola». Un negocio lucrativo. Obviamente, las redes son o han sido su fuente de ingresos, ya que instalados en la fama son pocos los que no montan sus propias empresas. Según algunas fuentes, las celebridades influyentes más importantes pueden ganar hasta 1,000,000 de dólares por una sola publicación en Instagram. Sin embargo, las tarifas exactas no son públicas.
El Día del Influencer, que se festeja el 30 de noviembre desde 2016 en honor de estos líderes de audiencia que han revolucionado la publicidad y que sin querer se han hecho ya un hueco en nuestras vidas. (BLUE BIRDEN)
Si Jimmy Donaldson, más conocido como Mr. Beast, es el número 1 de los “influencers” del mundo, con 312 millones de seguidores y unas ganancias de 82 millones de dólares, su equivalente en España podría ser el famoso Miguel Bernal, tan conocido como su canción, Chocolate con almendras», que acumula 144 millones de visualizaciones. O el «streamer» Ibai Llanos, que consiguió reunir 100.000 euros en apenas un día para donarlos íntegramente a todos los afectados por la erupción del volcán de La Palma.
Muchos «youtubers», como el famoso Rubius, se han trasladado de hecho a vivir a Andorra con el objetivo de pagar menos impuestos que los que abonarían en España o Francia, con todo el debate mediático y político que ésto ha supuesto. No es oro todo lo que reluce. Sin embargo, no todo es un mundo de colores. La feroz competencia para ser siempre «el mejor» obliga a estas figuras a una total dedicación, difícil de asumir en muchos casos. Los seguidores demandan contenido diario y el móvil llega a convertirse en una extensión del brazo. No se pueden permitir un descanso y si lo hacen arriesgarse a las consecuencias.
No fue ese el caso de la «bloggera» e «instagramer» Dulceida, quien, en el verano de 2021, con 2,900.000 seguidores, decidió dejar de ganar entre 8.000 y 10.000 euros por publicación para «cuidarse y abrazarse». «Me doy un descanso de redes sociales«, muy merecido después de 12 años todos los días contándolo todo…» «Y me fue genial, reconoció después de «21 días de parón», que algunos atribuyeron a una estrategia de marketing.
Lidiar con los temidos «haters» y asumir la inestabilidad de una situación en la que «hoy estás arriba y mañana abajo» por casualidades que a lo peor nadie puede controlar, tampoco ayuda.
Es por eso que la mayoría reconoce públicamente que tiene a su psicólogo de cabecera. Teniendo en cuenta que con ello también consiguen acercar a sus seguidores esta realidad que forma parte de sus vidas.
Trabajo o postureo -opiniones hay para todos los gustos-, sencillo a priori tampoco parece. La famosa «tik-tocker» española Lola Lolita, de 21 años y cuyos videos se viralizan en segundos, reconocía hace poco: “Si es tan fácil, que cualquiera coja el móvil e intenten conseguirlo». Ahí queda.