La vuelta a clases luego del periodo de vacaciones de verano puede ser difícil para cualquier niño. Sin embargo, para los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) suele ser un reto aún mayor, por los obstáculos que presenta este síndrome para tener un buen rendimiento escolar.
El doctor Deseado Guzmán Esquea, psiquiatra infanto-juvenil, explica que el TDAH es un trastorno del neurodesarrollo, con presencia de una base genética en su origen, con una prevalencia a nivel mundial de 4 a 6 %. Aclara que este trastorno no está directamente relacionado con la crianza.
“Es una afección crónica, siendo más frecuente en niños que en niñas, donde se manifiesta a través de tres subtipos: el inatento, hiperactivo e impulsivo y mixto”, sostiene el profesional del Hospital Metropolitano de Santiago (HOMS).
Las características del TDAH en niños y niñas son:
Se distraen con facilidad. No pueden estar quietos. Desorden marcado para la realización de tareas. Responden antes de que finalicen las preguntas. Interrumpen o molestan a los demás. Les cuesta esperar su turno. Dificultades académicas (en algunos casos).
Algunos signos en adolescentes:
Problemas de autocontrol. Dificultades interpersonales. Conflictos frecuentes con los padres. Son más propensos al abuso de sustancias. Depresión y ansiedad. Dificultades académicas. Baja autoestima.
Así afecta su desempeño académico
Un estudio realizado en Canarias refiere que el 25 % de los casos de fracaso escolar en las islas tiene como causa el TDAH no diagnosticado y que, además, casi la mitad de los adolescentes con este trastorno abandonan sus estudios secundarios. Se trata de una cifra que alarma, si se toma en cuenta que el porcentaje de deserción escolar en adolescentes que no tienen TDAH es de 5 %.
Un niño que, en el aula, presenta dificultad para tener autocontrol, habla más de la cuenta, no puede estar quieto, tiene una conducta disruptiva, responde de manera impulsiva, se la pasa soñando despierto o no sigue las instrucciones del maestro, es un niño que debe ser evaluado para descartar la presencia de esta afección.
“El TDAH afecta el rendimiento académico en la medida en la que a los niños se les dificulte prestar la atención debida en el aula y focalizar las instrucciones que le pida el maestro para así completar las tareas”, manifiesta Guzmán.
¿Educación especial?
El diagnóstico de TDAH no es considerado una necesidad educativa especial; es visto como una necesidad educativa de apoyo específico, que debe ser atendida en un centro educativo ordinario.
“Estos niños pueden estar en cualquier colegio o escuela, clasificando aquellos que presenten algunas comorbilidades tipo trastornos del aprendizaje, que van a requerir algún tipo de intervención efectiva, discapacidad intelectual, trastorno del espectro autista, entre otras”, refiere. “Dependiendo de la necesidad y requerimientos se va a individualizar la atención”.
Ahora bien, ¿reciben estos niños la atención necesaria en los centros educativos del país? A consideración de Guzmán, sí, y es que ante la realidad de que el trastorno por déficit de atención con hiperactividad es uno de los problemas del neurodesarrollo más comunes en infantes, muchos colegios y escuelas locales han optado por crear departamentos y programas que garanticen un mejor rendimiento escolar.
Sin embargo, Guzmán deja claro que todavía hay mucho trabajo por hacer. “Hay que orientar, psicoeducar, tanto al sector educativo público como privado, que estos chicos tienen dificultades conductuales, que no es solo por un sistema de mala crianza, sino por una alteración en el desarrollo de su cerebro”, concluye.