En qué consiste la meditación guiada

¿Has probado la meditación guiada? Toma nota de estas recomendaciones. Busca un lugar tranquilo y cómodo donde puedas sentarte o recostarte sin distracciones. Cierra los ojos suavemente y comienza a concentrarte en tu respiración. Inhala profundamente por la nariz, sintiendo cómo el aire llena tus pulmones, y exhala suavemente por la boca, liberando cualquier tensión.

A medida que continúas respirando de manera tranquila y constante, visualiza un lugar sereno y tranquilo en tu mente. Puede ser un paisaje natural, como una playa, un bosque o una montaña. Imagina los detalles de este lugar: los colores, los sonidos, los olores. Siente la tranquilidad y la paz que emana de este entorno.

Ahora, mientras te sumerges en esta imagen mental, siente cómo tu mente se aclara y se libera de cualquier pensamiento intrusivo. Imagina que los pensamientos son como nubes que flotan en el cielo y que puedes dejarlos pasar sin apegarte a ellos. Si surge algún pensamiento, obsérvalo y luego suéltalo suavemente, volviendo tu atención a la calma de tu lugar sereno.

Siente cómo tu cuerpo se relaja aún más con cada respiración. Con cada inhalación, inhalas serenidad y calma, y con cada exhalación, liberar cualquier inquietud o tensión. Si sientes alguna tensión en tu cuerpo, dirige tu respiración hacia esa área y visualiza cómo se disuelve con cada exhalación.

Ahora, dirige tu atención a tu mente. Visualiza una luz brillante y clarificadora que brilla en tu mente, disipando cualquier niebla mental o confusión. Siente cómo esta luz te llena de claridad y comprensión.

Tómate un momento para repetir internamente estas afirmaciones:

«Soy sereno. Mi mente está clara y tranquila.»

«Soy capaz de dejar ir pensamientos innecesarios y encontrar paz en el presente.»

«Soy libre de cualquier preocupación. Mi mente es como un cielo claro y despejado.»

Permanece en este espacio de serenidad y claridad mental el tiempo que desees. Cuando estés listo para regresar, comienza a tomar conciencia gradual de tu entorno físico. Mueve suavemente tus dedos y tus pies. Abre los ojos cuando te sientas cómodo.

Lleva contigo esta sensación de serenidad y claridad a lo largo de tu día. Puedes volver a esta meditación en cualquier momento para encontrar un refugio de paz y calma en tu mente.

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