Inicia Temporada de Primavera en Gran Teatro del Cibao

La obertura de Tannhäuser es una síntesis perfecta de esta maravillosa ópera de Richard Wagner. La obertura es el anuncio de toda la música memorable que nos espera a través de la ópera, no solo el conocido coro de Los Peregrinos o la bellísima aria de la Estrella Vespertina.

Wagner es un compositor particular, cuesta entenderlo, hay que escucharlo y escucharlo, pero una vez que su música te llega, profundiza y alcanza sensaciones como muy pocas, pero definitivamente Wagner es un gusto que hay que adquirir.

Con esta obertura se abre la temporada de la Orquesta Sinfónica Nacional en el Gran Teatro del Cibao en Santiago. El pasado año se intentó, pero lamentablemente no fue posible. De nuevo la Orquesta se traslada, esperemos reciba todo el calor de la ciudad de Santiago y que próximamente podamos tener no dos conciertos sino muchos más en cada temporada, que se convierta en una tradición.

Santiago tiene un bello teatro, semejante al de Santo Domingo, sería lógico que la mayoría de las presentaciones de Santo Domingo se puedan realizar en Santiago y qué mejor que la temporada de la primera institución musical de nuestro país. Felicidades a la orquesta y a su director titular por este empeño, que imaginamos no ha sido un camino de rosas.

Luego de la maravillosa obertura, la Orquesta Sinfónica Nacional nos ofrecerá la Quinta Sinfonía de uno de los más grandes compositores de la tradición musical occidental, Ludwig van Beethoven, quien revolucionó prácticamente todas las formas y géneros musicales en los que compuso. Su sinfonía «Eroica» transformó ese género, sus 32 sonatas para piano permitieron el desarrollo de la música para piano y su ópera «Fidelio» encarnó las virtudes de libertad e igualdad que transformaron Europa durante su vida.

Su Quinta Sinfonía es sin duda la sinfonía más famosa e influyente jamás escrita. Su poder distintivo deriva de la confluencia de la concentración y la unidad orgánicas, el impulso rítmico y un sentido de progresión de la tragedia al triunfo.

Beethoven comenzó a trabajar en la Quinta Sinfonía poco después de completar la Tercera, las ideas que usaría en la Quinta y Sexta Sinfonía ya habían aparecido en su cuaderno de bocetos para la Tercera.

Dejó de trabajar en la Quinta en 1806 para escribir lo que se convirtió en su Cuarta Sinfonía (también completó el Cuarto Concierto para Piano, el Concierto para Violín, el Triple Concierto, la Misa en Do y la ópera Fidelio mientras trabajaba en la Quinta Sinfonía).

Cuando reanudó el trabajo en la Quinta, fue en conjunto con una nueva sinfonía, la «Pastoral». Ambas sinfonías tuvieron sus primeras actuaciones el 22 de diciembre de 1808, en un desafortunado y abigarrado gran concierto en que se mezclaron muchos trabajos del compositor. Fue su última aparición pública como solista.

Donde la Tercera Sinfonía explotó las dimensiones del género hacia un horizonte casi geográfico, la Quinta comprime todos esos avances entrelazados de forma y contenido en un espacio mucho más compacto. El primer movimiento es el más corto de todas las sinfonías de Beethoven, totalmente energizado por esa famosa apertura de cuatro notas, que todos conocemos. Este motivo rítmico de cuatro notas era una obsesión para el compositor, apareciendo en otras obras y atravesando ésta, a veces claramente en la superficie, otras veces insinuado en lo profundo de la textura.

El segundo movimiento es un conjunto de variaciones sobre dos temas. La primera es una canción dulce para las violas y los violonchelos; la segunda transforma esa canción en una marcha fanfarrona que trae las trompetas y los timbales, raramente escuchados en los movimientos lentos de la era clásica. El scherzo devuelve el lema rítmico al primer plano y desaparece en una fuga casi cómica.

Beethoven unió el scherzo al final con una asombrosa transición que genera una enorme anticipación sobre los insistentes timbales. Irrumpe en una luz fulgurante con el final y sus aspiraciones grandiosas, donde Beethoven expande el rango sónico de la orquesta con la introducción del flautín, trombones y contrafagot por primera vez en la literatura sinfónica. Él remata esta heroica apoteosis con una monumental coda triunfante.

Deseamos una calurosa bienvenida a nuestra Orquesta Sinfónica en Santiago y muchas y exitosas temporadas en el Gran Teatro del Cibao.

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