Parecería estrambótico relacionar estas cosas, pero son situaciones que, si queremos, las podemos cambiar. La primera, es el derecho que le otorga la constitución de los EE.UU. a sus ciudadanos de poseer casi sin restricciones armas de fuego.
Y la otra, el derecho que tienen las personas a estar informadas. Derechos que se han convertido en causas de auto destrucción: la primera para un país y las otras para todos.
A mediados del año 2023, se habían registrado en los EE.UU. 20, 910 muertes violentas por armas.
La base de datos Gun Violence Archive recopilaba fallecimientos que involucraron armas de fuego y muertes por diversas causas desde disparos accidentales, suicidios, homicidios y tiroteos masivos (331 en el primer semestre de ese año), 11,748 suicidios y 9,162 homicidios, disparos no intencionales y otros, que incluyeron a niños y adolescentes (El País, México, 27 de junio, 2023).
Hemos dicho y debemos recordar:
Que el uso excesivo y a edad muy temprana de las pantallas es responsable de la alta prevalencia de miopía en los niños y del síndrome de fatiga ocular que se manifiesta por ojos secos, visión borrosa, y dolor de cabeza. Impacto negativo en el desarrollo cognitivo y académico en niños y jóvenes Impacto negativo en el sueño, porque la luz de los dispositivos interfiere con la liberación de la melatonina hormona que regula el sueño nocturno. Deterioro en la salud física con niños y adolescentes sedentarios y obesos, problemas de postura y dolores de espalda. Alteración del desarrollo social y niños con una deficiente interacción con los demás y déficit de comunicación. Más niños y jóvenes con trastornos de salud mental: ansiedad, depresión e intentos de suicidio. Déficit para la atención sostenida, poca capacidad de concentración y la memoria Lenguaje y vocabulario muy limitado.
¿Pueden los EE.UU. limitar las armas y evitar tantas muertes, suicidios y homicidios en niños y jóvenes? Sí. Pero no ha existido la voluntad política y ciudadana para hacerlo.
¿Podemos los padres limitar el uso desmedido de las pantallas y las redes sociales en nuestros hijos?
Sí. Cuando decidamos reemplazar su tiempo libre por la camaradería, el deporte, la actividad al aire libre y muchas otras acciones que les permitan cambiar la cultura de la pantalla y la soledad por otras más productivas y participativas.
¿Podemos los adultos estar informados sin tener que estar pendientes de todas las noticias de crímenes, tragedias y de todas las tonterías que nos llegan por las redes? Sí. Y viviríamos mejor.