Hans Kuehn habla sobre la importancia de los libros en la cultura

Hans Kuehn ha desempeñado un papel crucial en la industria del libro en República Dominicana. Durante más de dos décadas ha servido como vicepresidente de Cuesta Libros, manejando las obras de miles de autores y esforzándose por promover el hábito de la lectura y la importancia del libro.

La industria del libro en República Dominicana abarca la creación, producción y venta de libros, a la vez que promueve la cultura y educación.

Aunque enfrenta desafíos de distribución y digitalización, entre otros, sigue siendo un pilar para la cultura y la educación local. Kuehn, a través de su labor, ha contribuido significativamente a estos esfuerzos.

¿Cómo describiría la relación actual entre los dominicanos y los libros? O el hábito de la lectura, especialmente después de la pandemia.

Voy a decir lo que veo, siento y asumo porque, y siempre repito lo mismo, aquí no hay datos fríos. No se generan estadísticas fuera de lo que nosotros tenemos de nuestras tiendas, pero creo que se puede decir que después de la pandemia ha habido un crecimiento en la lectura.

Es lamentable decirlo, pero al tener que estar encerrados en un espacio sin poder movernos, muchos de nosotros, quizás con mucho tiempo libre y muchos jóvenes que no podían salir de las casas, eso generó un espacio de ocio más grande de lo normal.

Después de pasar los primeros meses viendo hasta el disparate más grande de Netflix, mucha gente volvió a los libros y todo eso generó una base que fomenta la lectura, que es la calma, el tiempo libre, la necesidad también individual de distraerse y de salirse uno de su ambiente.

Entonces, ¿qué te generan los libros? El poder viajar sin tener que salir de casa. En ese momento, podías hacer el acto de liberación, no físico, pero sí mental y eso mucha gente lo aprovechó.

Al salir la gente, a su colegio, a su trabajo, ya tenía un hábito de lectura fortalecido por ese tiempo encerrada y eso se nota hoy ya que hay más interés en la lectura.

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¿Qué se necesita para que la industria editorial de República Dominicana crezca? 

Tiene que haber un fomento del Estado, que tiene que entender que la cultura es un bien que quizás que no se deja calcular tan fácil en números, pero genera un bien en la educación del pueblo, en la capacitación, en el fomento intelectual y, sobre todo, en el progreso en muchas cosas. 

Cuando miras la historia de la humanidad, la cultura es uno de los principales indicadores del progreso de una nación ¿Por qué? Porque la cultura crece y se fomenta cuando hay un bienestar económico.

Para que aquí la industria editorial pueda crecer en un mercado tan chiquito y difícil, el Estado tiene que hacer mucho más y entender que esto no es por generar más impuestos, sino porque tiene una visión más amplia de lo que debe ser República Dominicana en 10 o 15 años.

Eso por un lado y por otro está el sector privado, que a su vez también debe organizarse más.

Otras naciones de lengua española cuentan con organizaciones de escritores, editoriales, sindicatos, y todo tipo de agrupaciones privadas donde el sector se organiza, de alguna manera, para tener más fuerza y poder político en momentos X. 

Se habla de las redes sociales y la tecnología en general como enemigos de la lectura, pero vemos que hay libros que se vuelven bestsellers porque los recomiendan en TikTok o booktubers que se dedican a promover la lectura. ¿No se deberían ver estos avances tecnológicos como herramientas para promover la lectura?

Así es. Las redes, por un lado, y la tecnología, han ayudado mucho al libro. Así que no hay una respuesta de “sí” o “no”, sino que se trata de qué hacemos con esas herramientas y cómo las usamos.

Hace 20 años había un mito muy fuerte de que los ebooks iban a acabar con los libros y a ser su fin. Mucho tiempo después los datos nos han dicho que eso era falso. Al revés, apoyan a los libros .

Toda esa discusión sobre el ebook distrajo mucho la atención sobre lo que sí le impactó mucho al libro, y le sigue impactando, que son las redes sociales, que hoy en día le quitan a una persona mucho tiempo.

Si estás mucho tiempo en ellas puede ser que tu concentración para la lectura sea peor porque tu mente se ha acostumbrado a otro estilo de captar información. Pero, repito, esto tiene sus dos caras, porque igualmente las redes han ayudado al libro a difundirse más. 

Eso ha generado mucho bien. Hoy en día el lector tiene mucho más acceso y hay lectores que están mucho mejor informados que yo porque se enteran que su escritor favorito va a escribir un libro nuevo y hasta en qué fecha va a salir, algo que yo, obviamente, no puedo hacer porque manejo entre 30 y 40 mil autores (nacionales e internacionales) en la librería

Las plataformas streaming también le han hecho mucho bien a los libros, porque un alto porcentaje de series o películas exitosas en los últimos años están basadas en un libro.

Estas compañías vieron que es mucho más fácil tomar un libro exitoso y con este hacer un guion y partirlo en pedazos para crear dos o tres temporadas, que inventarte algo desde cero.

¿Qué acciones podemos tomar para cultivar una nueva generación de lectores? 

Aquí, localmente, los colegios, gracias a Dios, están trabajando mucho con la lectura. Sobre todo porque el profesor es un aliado nuestro.

Hemos tenido muchas ventajas en el mercado de libros también porque la ciencia ha avanzado mucho, sobre todo la neurociencia, y se han publicado muchos estudios sobre qué hace la lectura en tu cabeza: un bien muy grande.

Ya mencioné al Estado, ese realmente es uno de los temas más importantes; sobre todo nosotros, que somos los que votamos, tenemos el poder de exigir que esto sea un tema, que no todo es turismo.

Y a nivel personal, es importante que nosotros como padres entendamos que esto genera un bien y ayuda.

Si quieres que tu hijo lea tienes que crearle las condiciones para eso y la primera es quitarle el celular. La segunda condición es generarle un espacio donde va a estar aburrido.

El aburrimiento no es malo. Vivimos en una sociedad tan alterada que entendemos que aburrirse es malo. No, para el niño aburrirse es muy importante porque le genera un espacio donde tiene que generar con su creatividad y buscarse oficio.

No todo puede ser estímulo. Hay que crearle un espacio donde no hay celular, no hay televisión y no puedes ir a jugar fútbol o lo que sea, sino que te vas a sentar aquí y vas a dibujar, a leer u otras cosas.

¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta un autor al tratar de publicar su obra en este país? 

El desafío es grande para los autores porque no hay una estructura que le ayude. El autor tiene que hacer todo solo y eso es difícil, porque quizás es muy bueno para escribir, pero no necesariamente es financiero, ni contable, ni administrador, ni agente literario, ni editor. 

¿Cómo puede superar eso? Bueno, sobre todo, buscando consejos. Ahí posiblemente le ayudan otra vez las redes y las páginas web. Puede buscar en otros países, como España, que posiblemente tengan algunos manuales o consejos, pero el autor tendría que buscarlo solo para publicar.

Al menos los autores hoy en día tienen la ventaja de que existe la autopublicación. Eso hace 15 años era imposible, pero hoy en día puedes escribir un libro y publicar en varias plataformas.

Aquí localmente ha bajado mucho también el precio de la impresión. Ahí el autor ha ganado algo, pero después de tenerlo impreso, le toca ir a las librerías, ofrecerlo, ponerlo en circulación y dar el seguimiento de cuánto se ha vendido. Es muy complicado para el autor local.

¿Cree que la diversificación es esencial para la supervivencia de una librería?

En las librerías en general, hay un aspecto privado y otro público. De nuevo volvemos al tema público, el Estado tiene una Ley de Libros y Bibliotecas que ha sido un muy buen primer paso, ayuda bastante. Sin embargo, hay algunas cosas que no tuvieron en cuenta. 

Por ejemplo, el tema de alquileres. Si quieres abrir ahora mismo tu librería tienes que buscar en Santo Domingo o Santiago un espacio céntrico, donde haya mucha circulación, porque para la gente el traslado es difícil, no tenemos zona peatonal.

Todo el mundo se mueve en vehículos, las dos ciudades más grandes, por ejemplo, son muy complejas.

La gente tiene la costumbre de dirigirse a lugares donde se juntan varios negocios y aprovecha para hacer varias cosas; en pocas palabras son plazas, medianas o grandes. En esas plazas los alquileres son bastante pesados para una librería poder pagarlos, sin olvidar la luz, empleados, etc.

Aquí, si excluimos escolares, todo es importado y lo que tú traes tienes que venderlo, tienes que pagarlo. Cuando tiras los números con todo eso, es muy complicado. 

Es importante entender que la librería es un negocio muy complicado. Significa que, si te dedicas a esto, tienes que aprender el negocio de los libros.

No se trata solo de escoger un local, llenarlo de libros, esperar a que venga la gente y pasar tres horas hablando con clientes sobre “Crimen y Castigo”, qué buen libro es, y qué parte fue la que más le gustó. 

Es una visión muy romántica del negocio, pero no es así. Es al revés, es un negocio muy frío y crudo donde tienes que tener mucho cuidado con, por ejemplo, inventarios, rotación de libros y servicio al cliente.

Se necesita tener mucha información y flexibilidad. Para poder abrir bien un negocio y defenderte se necesita cierta preparación especializada.

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