Indhira Hernández presenta ¿Auto-retato?

La joven artista visual Indhira Hernández inauguró su exposición individual “¿Auto-retrato?”, una creación en la que muestra sus sentimientos más personales y su obra más técnica.

—Autorretrato fue inaugurada la semana pasada, coincidiendo con tu cumpleaños. ¿Cómo fue esa experiencia?

Fue bastante especial. Mi primer cumpleaños tan formal, tan elegante, con tanta gente. Realmente fue muy emocionante y bonito.

—¿Cómo definirías esta exposición?

La defino como un camino, un recorrido emocional, por así decirlo. Es una serie de trabajos de varios años que tratan sobre la búsqueda de mi identidad. Comencé estudiando la cabeza humana, usándola como un objeto de estudio compositivo. Con el tiempo, profundicé en las expresiones y emociones reflejadas en el rostro y, de manera inconsciente, empecé a retratarme. Por eso el signo de interrogación en el título, porque muchos de esos autorretratos no comenzaron como tales, y luego se fueron pareciendo a lo que ahora son. Así que lo definiría como un recorrido emocional de los últimos tres o cuatro años.

—Eres una persona joven con una huella notable y muchos logros. ¿Cómo fue todo el proceso hasta materializar esta exposición?

La exposición surgió cuando me puse en contacto con María del Carmen Ossaye. Nos conocimos, hablamos, ella fue a mi taller y entre ella, Juan Carlos y yo hicimos una selección de trabajos. Fue un proceso de conversación para elegir las piezas que mejor comunicaran entre sí y estéticamente se ajustaran a la idea. María del Carmen se encargó de la parte técnica de la exposición, ya que es una experta con mucha experiencia. Trabajamos juntos hasta el día de la inauguración en Ossaye Casa de Arte.

—¿Cuánto tiempo estará la exposición en Ossaye Casa de Arte?

Estará hasta el 25 de agosto, por un mes. Cuenta con alrededor de 30 obras, que incluyen dibujos, pinturas, un lienzo grande, y dos piezas pequeñas tridimensionales.

—¿Cómo ha sido tu relación con las bellas artes y las artes visuales?

Desde pequeña siempre tuve una inclinación hacia la creatividad. Quería trabajar en Disney y ser animadora. Cuando me acerqué a la universidad, decidí estudiar artes visuales en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Aunque intenté ir a Chavón no pude, pero continué mi carrera en la UASD y ahora estoy terminando mi maestría. Ha sido un desafío, especialmente por la falta de oportunidades y apoyo en el área, pero el mercado y la cultura han cambiado mucho. Ahora hay muchas ramas y oportunidades, como el periodismo, la curaduría y el diseño gráfico.

Ahora hay más espacios y carreras en el campo creativo y tecnológico, lo cual ha facilitado el acceso y la posibilidad de vivir del arte.

—La tecnología, especialmente la inteligencia artificial, es un gran reto. ¿Representa algún peligro para el arte?

Yo veo la inteligencia artificial como una herramienta, especialmente en el diseño gráfico. Sin embargo, cada área del arte tiene su propio público y necesidades. La pintura, por ejemplo, no será reemplazada por la inteligencia artificial. Aunque al principio hubo preocupación, creo que no es una amenaza, sino una herramienta útil para buscar referencias y crear imágenes específicas. No creo que sustituya al artista a largo plazo.

—¿La Bienal Nacional de Artes Visuales ofrece oportunidades al talento joven?

Sí, ha sido una plataforma importante para artistas jóvenes. La selección depende del jurado, pero las bases se han vuelto más flexibles y abiertas. Esto permite una mayor participación de artistas en diferentes etapas de sus carreras.

—¿Qué artistas han influenciado tu obra?

A nivel mundial, me encanta Antoni Tàpies, Francis Bacon, Jean-Michel Basquiat, el expresionismo abstracto americano y el expresionismo alemán. En el ámbito local, admiro mucho a Juan Mayi y José Pelletier, quienes también han influido en mi trabajo.

—¿Existen muchos espacios para mostrar trabajos como el tuyo?

Sí, han surgido y están surgiendo espacios alternativos, como el taller de papel de Natalie Landestoy en la Zona Colonial y Copey en Gascue. Estos espacios, a menudo creados por jóvenes artistas debido a la falta de lugares, ofrecen oportunidades para exponer el trabajo.

—¿Cómo está el mercado de las artes visuales en el país? ¿Quiénes compran las obras, nacionales o extranjeros?

El mercado existe y hay artistas muy cotizados que viven de su trabajo. Hay grandes coleccionistas, instituciones como el Banco Central, y coleccionistas privados que compran a través de galerías. Aunque el mercado es activo, muchos artistas también tienen empleos adicionales, como la enseñanza, por vocación o necesidad.

—¿Qué hace falta para los artistas en la sociedad  en cuanto a oportunidades?

Más espacios de formación y acceso a la educación visual y estética. La Escuela Nacional de Bellas Artes es excelente, pero no todos tienen acceso. Además, la visibilidad y formalidad en el campo artístico también son importantes. Es necesario abrir más oportunidades y espacios para la formación y exposición de jóvenes artistas.

—¿Cómo gestionas tu obra?

Los concursos anuales, como el de Casa de Teatro, son buenas oportunidades. Es importante que las instituciones apoyen más a los artistas y ofrezcan más oportunidades de exposición.

—Por último, ¿por qué el público debería ir a ver tu obra?

Creo que el arte es necesario para el alma, es como el caldito de pollo para el alma. Invito a las personas a ver mi trabajo para que acompañen el recorrido emocional de los últimos años y visiten la galería Ossaye, un lugar precioso en el centro de Gascue.

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