Todos los mares un verso, un territorio diferente en la actual poética

«Todos los mares un verso» es el primer poemario del poeta Joel Julio García, la cual lo inaugura como autor publicado.

Escribe el autor Víctor Andrés que lo conoció en el 2017 y tenía avanzada su conciencia sobre el oficio y la poesía.

Los poemas y reflexiones que creaba, los que ya tenía en ese momento, no ponían en duda de que estaba frente a un verdadero poeta, frente a un alquimista de la literatura. 

Probablemente esta impresión es compartida con el poeta cubano Alberto Garrido, a quien su interacción con Joel y su poesía le permitieron concluir en la contraportada de Todos los mares un verso, que “leerlo es asomarse a la primera casa del poeta (la memoria), a otro paisaje onírico y, sobre todo, a una voz auténtica que marca con su gubia un territorio diferente en la literatura dominicana”. 

La dominicana es una poética en donde prima, esencialmente, una poesía del pensamiento, abstracta, social, que da la impresión de que hacer poesía llana o sencilla, cercana al amor y al hombre común.

Joel Julio García propone una poesía de la memoria que le habla a la cotidianidad en un lenguaje surrealista simple. He ahí la base, la premisa, de este terreno poético distinto en la poesía dominicana actual. Para muestra, unos versos:  

Mañana de verano (fragmento)

Esta mañana de verano

vuelvo a los patios con alas de azúcar, 

suenan los zapatos de la mar, 

encuentro la tristeza 

que va remando por los ojos de mi tío Manuel. 

En esta mañana de verano soy chichigua 

y ando descalzo por el muelle.  

El sol era de tiza y salía por tus dedos (fragmento) 

Están aquí los amigos

van a explicar un relato 

que nos perseguía en la universidad

van a recordar el aula donde el sol era de tiza 

y salía por tus dedos. 

[…]

Recuperar cada niño 

que corría por nuestra conversación, 

los viernes, el flan con frutas, 

el trompetista, 

una calle hacia el mañana y la plaza Hollywood. 

En estos versos la memoria queda revelada en ese volver a los patios, en los ojos del tío Manuel, en la chichigua, en los amigos hablando de ese relato en la universidad, en la recuperación de cada niño y en la desaparecida (en La Romana, al menos) Plaza Hollywood.

La cotidianidad está presente en los hechos que recrean los versos, hechos que pueden ser o que pudieron haber sido de cualquier persona, desde el más sencillo y anónimo ser humano hasta el más culto y elevado personaje; son escenas de cada uno de nosotros o de alguien allegado a nosotros. Está, además, en el vocabulario escogido, uno simple, uno que, dentro de su formalidad, es utilizado en el argot popular y en el habla del día a día: nadie necesitará de diccionarios para saber qué significa alguna de estas palabras. 

Detalla Víctor Andrés que Todos los mares un verso es un poemario que, pese a ser construido bajo la mirada de la poesía de la memoria que le habla a la cotidianidad en un lenguaje surrealista y simple, en su actitud hace recordar el simbolismo cuando propugnaba, en palabras del poeta Joel Rivera (2020), la autonomía de la palabra poética, defendiendo la idea de que debía emanciparse de la lógica y la gramática para alcanzar la plena autonomía a través de sus valores intrínsecos musicales y vocales. 

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