Un amigo me llevó a ver la película “Kamasutra, un cuento de amor”. Pensé que iba a ser muy fuerte, sexo, posiciones, etc., pero no fue así. La cinta está llena de sexo, pero de buen sexo, casi siempre rodeado de afectividad.
Como bien dice su nombre, es una hermosa historia de amor hecha con un gusto exquisito. Logra combinar las escenas de sexo fuerte con el arte. La trama es interesante y te absorbe.
Ser cortesana en la corte del rey puede ser un privilegio, siempre y cuando la cortesana no se enamore, ni el rey se enamore de la cortesana. El amor es un milagro. Cuando surge nos arrastra, nos envuelve y nos saca de casillas. Los celos, el odio, la envidia, son muy malos consejeros. La desigualdad social, ver a un grupo que lo tiene todo, mientras la mayoría no tiene nada, genera el meollo de la película.
Otro aspecto sumamente interesante es el trato dado a la mujer en esas tierras de Oriente. Sus maridos eran elegidos por los padres, las princesas debían casarse con los príncipes sin casi conocerlos, la esposa debía compartir a su esposo con varias mujeres elegidas por él… toda una cultura muy diferente a Occidente.
A pesar de respetar profundamente la cultura de un pueblo, yo no paraba de preguntarme: ¿Es eso funcional para los seres humanos? ¿Pueden los hijos de estas personas ser felices? ¿Es justo que en pleno siglo XXI sigamos viendo y tolerando abusos, la degradación de la mujer y los seres humanos en general?
El amor, la pasión, el miedo a la entrega, cómo las figuras de nuestros padres nos marcan para siempre, cómo su abandono nos llena de miedo al crecer y tener que confiar en otro ser humano… Es como si una vocecita muy dentro de nosotros nos dijera: “si tus padres te abandonaron, ¿podrá quererte alguien más? ¿Podrás confiar en que otro ser humano no te abandonará?”.
Así, volverse vulnerable, tener intimidad, asumir compromiso con otro, es muy difícil. Dejamos pasar el amor y después este nos pasa factura. Una factura que la mayoría de las veces no tenemos con que pagarla, o al pagarla el precio emocional es muy alto. Los protagonistas viven intensamente este “pasar factura”. Muchos intentan jugar con las emociones y son precisamente las emociones las que juegan con ellos al final.
De todo esto y de mucho más se trata “Kamasutra, un cuento de amor”. Búsquela y disfrútela. Como toda obra de arte, es hermosa, llena de detalles, con muy buenas escenas de sexo, en fin una belleza.