Any Ferreira habla de su nuevo filme y experiencias en el cine

Fue en el 2005 cuando se estrenó “Andrea: la venganza del espíritu”, el filme que contó con la primera interpretación actoral de Any Ferreira. Desde entonces, tanto la industria cinematográfica dominicana como la misma actriz han pasado por muchos cambios, pero hay un detalle que se ha mantenido igual, el deseo de Any por actuar.

Fuera de su participación en el filme de 2018 titulado “Botija”, Ferreira ha estado apartada del foco de atención de los medios y actualmente habita en Los Ángeles, donde continúa desarrollándose como actriz en el Estudio de Actuación Michelle Danner.

Aun así, ella ha participado en varios cortometrajes internacionales como «Strawberry Soda», «Cocksure» y «Visa Issues«, corto por el cual ganó premio a Mejor Actriz en el Festival de Cine Indie de Berlín.

Ahora Ferreira se prepara para volver a las salas de cine locales con «La Cigüeña«, drama dirigido por Alejandro Andújar, que formó parte de la cartelera de la más reciente edición del Festival de Cine Fine Arts Hecho en RD, y que estrenará a nivel comercial el próximo 4 de julio.

La primera película que filmaste fue «Andrea, la venganza del espíritu», la cual se estrenó en 2005. Y después “Botija” en 2018. ¿Cómo sientes que ha cambiado la industria del cine dominicano desde la primera vez que participaste en el cine hasta ahora?

Yo relajo y digo que no había cine antes, eso es lo mucho que ha cambiado. En ese momento se hicieron películas que se robaron el corazón del pueblo. “Andrea” fue una de esas, pero también tienes películas como “Nueva Yol” (1995) y “Perico Ripiao” (2003).

Cuando digo que no había cine, me refiero a la cantidad de proyectos que se hacían. En ese entonces se hacían quizá una o dos películas al año, como mucho. 

Ya después de que se implementó la Ley de Cine, porque no había ley en ese entonces, fue que las producciones dominicanas cogieron un auge. Ha sido un cambio del cielo a la tierra, donde ahora tenemos personal capacitado, más estudios y una industria. 

¿Qué lecciones aprendiste durante esa primera película que te sirvieron en tu desarrollo como actriz a lo largo de tu carrera?

La experiencia de “Andrea” sí puede ser una lección porque, por ejemplo, cuando fui a estudiar actuación a Los Ángeles en 2019, me di cuenta de que muchos de mis compañeros de clases nunca habían actuado ni siquiera en un cortometraje. No sabían lo que era posicionarse delante de una cámara.

No sabían y no entendían nada, y yo ya había estado en todo ese mundo que, aunque con una precariedad de recursos, era una película. Yo ya había estado en cine y tenía otras experiencias, era una diferencia. 

Para hacer “Andrea”, a mí me llamó mi hermano, quien me dijo que unos muchachos que eran del campo y se fueron a vivir Estados Unidos iban a hacer una película y fuera al casting.

Y yo, como siempre he sido una niña muy extrovertida, hice el casting. Fui seleccionada, y hacer la película fue un proceso largo, duramos seis meses grabando.

Éramos pocos, en el sentido de que, por ejemplo, los creadores de la película eran director, productor y DP, pero también eran los choferes que recogían a todos los actores, los que cargaban la planta, ponían las luces, y armaban todo.

Y cuando rodamos, no fue en un estudio, si grabábamos de noche, era de noche y con un bendito frío en esa loma. Fue una dinámica muy bonita y muy familiar.

¿Qué fue lo que te convenció a participar en “La Cigüeña”? ¿Cómo entraste en ese proyecto? 

Llegué a través de Vanilla Casting y para mí el director Alejandro Andújar es uno de los mejores cineastas que hay en el país. Lo respeto muchísimo, así como su trabajo. Aquí hay un grupo que está haciendo cine bueno y con quienes me encantaría trabajar.

Dentro de ese grupo está Andújar. Él había hecho otra película llamada “Blanco”, era algo oscura y yo llevo ese género desde “Andrea”. 

Cuando me avisaron del casting estaba muy emocionada. Hicimos como tres rondas de casting, participamos mucha gente, hasta que me avisaron que era yo, estaba muy feliz. Eso sí, el proceso de rodaje fue fortísimo, porque somos cuatro personajes, todos con cargas emocionales muy fuertes en la película.

No había una escena en la que no tuviera una carga emocional. Y yo, que trabajo con la memoria emotiva, recorría recursos muy oscuros para poder traer esa emoción.

Es decir que, si me ves llorando en la película, estaba llorando de verdad, porque estaba recordando algo que había pasado y estaba con esa emoción por un proceso muy largo.

Espero que cuando vean la película puedan conectar con esa emoción y sentirla.

¿Qué nos puedes decir de tu proceso para crear el personaje de Grace? 

No quiero hacer spoilers, pero sí puedo decir un poco de lo que trata la película. Cuenta la historia de una pareja de doctores, interpretados por Sara Jorge de León y Héctor Aníbal, gente de familia, de dinero, de posición, pero no pueden concebir hijos.

Por eso recurren a un vientre de alquiler para ellos mismos hacer el procedimiento. Y yo soy la asistente, pero, ¿qué pasa? A medida que va pasando la trama, te vas a dar cuenta del grado de importancia que tiene mi personaje y cómo se ha visto involucrada.

Lo vas descubriendo poco a poco. Sí puedo decir de mi personaje es una persona que ha sufrido mucho. 

Por tu actuación en el cortometraje “Visa Issues” ganaste el premio a Mejor Actriz en el Festival de Cine Indie de Berlín, pero en ese corto también fuiste coguionista y coproductora. ¿Cómo se dio esa transición detrás de cámara? ¿Es algo que repetirías? 

¿Sabes cómo se dio eso? Estaba en pandemia, trancada en el apartamento. No había clases, ni escuela. Estaba en cuarentena, allá en Los Ángeles, y no podía venir porque estaba justamente en el proceso de cambio de visa.

La embajada estaba cerrada, todo estaba cerrado. Estaba como en una cárcel, sola en el apartamento. No se podía salir, no se podía hacer nada, y yo volviéndome loca, hablando conmigo misma, ya no sabía qué hacer. Ahí fue que aprendí muchas cosas. 

Hubo un momento que se empezaron a levantar las restricciones y hablando con otro compañero de la escuela, que es alemán, sobre todo lo que pasamos los estudiantes para la visa en el extranjero, llego la idea del guion.

Cuando se empezaron a levantar un poco más las restricciones, nos juntamos un grupo y empezamos. Y así fue, por necesidad de la pandemia. 

¿Después de esa experiencia te interesa volver a trabajar en la parte de guion, producción, quizá dirección? 

Sí, totalmente. Quiero ver cómo me involucro más en el detrás de cámara porque la verdad que es un proceso muy lindo. Tú ves cómo nace el proyecto.

La parte de la actuación, por así, decirlo es lo más chiquito que hay porque ya han pasado una serie de cosas cuando el proyecto nace y se va desarrollando.

Luego llega la parte de la producción, en la que ya están los actores, y después sigue otro mundo. La gente nada más ve a los actores, que son los que dan la cara por el proyecto, pero hay todo un universo para que eso pase. 

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