«Hasta ahora se ha escrito muy poco, se hablado muy poco de la Guerra de la Restauración en el Sur», bajo esta premisa el historiador Welnel Darío Féliz, abordó lo que considera el mayor movimiento armado en la historia del país.
De acuerdo a lo destacado por el historiador, contrario a los demás movimientos que se gestaron en el Cibao, los del suroeste tenían una característica específica que era el aislamiento y la falta de unidad regional.
En la presentación destacó que más allá de la costa y los lagos, en el Valle de San Juan no se gestaron movimientos revolucionarios conocidos, pero que desde mediados de 1862 se comenzó a sospechar de Pedro Florentino, por lo que se decidió buscarle un lugar para su traslado.
“Para inicios de 1863, el cura Barrientos denunció que en Los Ríos se escuchaban rumores de revolución desde el Cibao y se señalaba a Pedro Florentino como el contacto en San Juan”, fue parte de la exposición de Welnel Darío Féliz recogida de libros y revistas de historia.
A 160 aniversario de la Guerra de la Restauración el Museo Nacional de Historia y Geografía (MNHG), organizó la conferencia «La Guerra de la Restauración en el Sur del País», dictada por Féliz.
El historiador destacó que el proceso anexionista y restaurador reviste de una gran importancia para el pueblo dominicano ya que el mismo ha sido estudiado desde diferentes perspectivas, aunque su desarrollo en el suroeste no ha sido tocado en profundidad. Destacó que, aunque sí son mencionados algunos de esos momentos más determinantes, la parte más importante se enfoca en la zona norte del país.
«Si partimos del criterio de César Herrera, en el sentido de que la restauración debe verse desde cualquier acto insurreccional, cualquier actuación, los habitantes de la región Sur se opusieron a ella desde el primer día. Aunque en el suroeste Santana contaba con el apoyo de muchos de sus hombres y mujeres no le resultó tan fácil aglutinar el apoyo», expuso el historiador.
La conferencia abordó la expedición de Sánchez Cabral y Taveras. «Los dos primeros no pasaron de las Matas de Farfán y El Cercado, en principio, producto de las lluvias torrenciales que anegaron los caminos e impedían el cruce de los ríos, pero también por alguna falta de apoyo desde San Juan».
El conferencista manifestó que durante la Guerra de la Restauración se realizaron varios movimientos sureños lo que llevó a encender las alarmas en toda la nación y que se conocieran nuevos personajes en la historia dominicana.
«La guerra estalló el 16 de agosto y, poco más de dos semanas después, ya la restauración había tomado a Santiago. Mientras el suroeste permanecía en aparente calma sin que en ningún lugar surgieran sospechas», destacó el conferencista.
Los años de la Restauración tocados por el historiador fueron 1860, 1862 y 1863.
Durante la conferencia se resaltó la labor de Pedro Florentino, quien se “autodenominó como el general en jefe de la revolución del sur”.
“El empuje de Florentino desde San Juan y de los hombres de Ángel Féliz desde Neiba hicieron que las fuerzas anexionistas se concentraran en Azua. El 28, Florentino instaló su cuartel en Las Yayas de Viajama y, para el 30, los hombres de Bobadilla dejaban atrás la Sierra de Martín García y tomaban el camino hacia río Jura”.
El historiador continuó diciendo: “El primer conato revolucionario inició en el pueblo de Los Ríos el 10 de septiembre, en el camino hacia Constanza, encabezado por Pedro Luciano, el que, sin embargo, fue perseguido y dispersados sus hombres. Para mediados del mismo mes, ya Florentino había enviado una esperada carta a Ángel Félix, en la que comunicaba los acontecimientos y que debía inmediatamente posicionarse de Barahona y Neiba. Ambos pueblos fueron conquistados con cierta facilidad, pues desde días antes, en el primero, Quirí Félix se había encargado de allegarse a la causa a los principales capitanes, y en Neiba, Cabuya hacía lo mismo”.